jueves, 30 de junio de 2011

41.

Bueno pipol... Lo primero: este es el último capítulo antes de irme a Berlín y... no escribiré hasta julio, finales... Así que espero que os guste. e.e
Lo segundo: Buen verano a todas y gracias por leerme, no os preocupéis, cuando vuelva habrá más xD jajajaja Sé que no es ningún alivio pero es lo que hay... xD
Lo tercero: no hay tercero u.U
Ex ou, ex ou, gossip girl. (tenía que hacerlo e.e)


41.
"We were lovers in every way".


Pov: Dougie Poynter

Llegué a casa por la noche medio borracho y realmente jodido. La echaba de menos. 
Me tumbé en la cama y miré su pulsera hasta que me dormí. Esa noche no soñé, lo cual era mejor que soñar con ella, y me desperté casi al alba. Bueno, a las once y media de la mañana pero parecía más pronto. Bajé a desayunar con una resaca de la ostia, los ojos rojos y muchas ganas de estar solo, pero abajo estaba Danny mirándome mal. Me senté y le miré mientras me servía cereales en un cazo y les ponía yogur bebible. 
-Buenos días- dije casi sin voz.
-Buenos días.
Ya la había perdido a ella, ahora no podía perder a mi mejor amigo. Me negaba a ser odiado por él.
-Lo siento, Dan. No estés así conmigo, por favor.
-Deberías haberlo pensado antes de tratar así a Lane. Es tarde para arrepentirse, el daño ya está hecho.
-Ya, ¿qué crees? ¿Que no la echo de menos? La echo de menos como un hombre echa de menos respirar, como una madre echa de menos a su hijo, como un hermano echa de menos a su hermana y como un novio echa de menos a su amada. La echo de menos tanto como ella a mí. Si no, no estaría diciendo estas cursilerías, emborrachándome y llorando por ella.
-Ya, sí, lo de las cursilerías es un poco cansino, tío.
-Ya, como tú.
Danny se rió y me pegó. Le pegué y terminamos revolcados en el suelo como niños pequeños. Le quería. Probablemente no se lo había dicho nunca, pero le quería, a él y a todos los demás. Lo eran todo. Bueno, Lane también.
-Me voy. Te veo luego.
Y salí con los cascos puestos. Necesitaba tomar aire y estar solo un rato, por lo que comencé a andar sin dirección fija. Me metí por calles estrechas y con poca gente, caminé y caminé y cuando me quise dar cuenta estaba parado en frente de su portal. Puto subconsciente. Me giré y me marché. Justo en ese momento la vi, hacía bastante tiempo que no sabía de ella. Iba justo en frente, me vio y me saludó con la mano, sonriente, así que crucé la calle y le di dos besos.
-¡Ey! ¿Qué tal?- dijo mirándome fijamente.
-Bien, bien. ¿Tú?
-Bien, lo he dejado con mi novio y, bueno, sola por el momento. ¿Tú qué tal con Lane?
La miré y me pareció, por alguna extraña razón, que iba con segundas o algo por el estilo. Pero era Ally, era amiga de Lane y no quería ser grosero con ella.
-Bueno, se ha ido a estudiar a París y lo hemos dejado por un tiempo, hasta que vuelva, problablemente.
-Ohh, qué mierda. No lo sabía. Lo siento- lo dijo con una pena mal fingida, pero no me importó.
-Bueno, ¿quieres que vayamos a tomar algo o algo? No mola lo de hablar de pie- dije con una sonrisa también mal fingida.
-Claro, yo ahora iba a mi casa, ¿quieres subir?
-Ehm... sí, vale, ¿por qué no? 
Empezamos a andar hacia su casa. Me contó cosas sobre su ex, cosas sobre las que en realidad no le había preguntado y que, para ser sincero, me la tocaban y bien. Pero quise ser majo e hice como que la escuchaba y aproveché su pequeño monólogo para pensar en mis cosas.
-Perdona, ¿qué?-dije saliendo de mi ensimismamiento.
-Digo que ya estamos, que es aquí.
Subimos en el ascensor. Vivía en un cuarto en un edificio antiguo muy bonito. La zona era silenciosa y bastante céntrica. Cuando entramos a su casa vi que era muy moderna y parecía un catálogo de Ikea o alguna revista así. 
-Pasa, el salón está allí, a la izquierda-dijo señalando el camino y añadió-: ¿Qué quieres beber?
Miré a mi alrededor mientras comenzaba a andar y contesté:
-Un café con leche, por favor.
-Vale, siéntate, ahora te lo llevo-dijo alejándose por el pasillo en dirección contraria, mientras yo me sentaba en el sofá del salón y observaba cada pequeño detalle de la casa. Era muy bonita y, sobre todo, grande. Justo en ese momento Ally entró en el salón con dos cafés y unas galletas de esas que siempre se ponen en la mesa cuando sabes que nadie se las va a comer, pero que pones para no quedar mal y parecer amable.
-Gracias, Ally-dije cogiendo mi café y sonriendo. 
Ella asintió y se sentó a mi lado, mirándome. Dejé el café en la mesa y la miré también. Se acercó a mí poco a poco y nos besamos. Puse una de mis manos en su cintura y la otra en su nunca y la tumbé en el sofá, dejándola debajo de mí. No era Lane, pero para un polvo... 
Poco a poco nos desnudamos e introduje mi gamba en su cóctel. No significó mucho ni para mi ni para ella, pero estuvo bien. Por algo o alguien tendría que empezar a sobrellevar lo de Lane. Es más, a ella le gustó tanto que repetimos. Procuré no pensar en Lane y simplemente la miré. Cuando terminamos recogí mis cosas y me vestí.
-Gracias por la visita, Dougie- dijo de una manera que procuraba ser seductora pero que no producía ningún efecto sobre mí.
-Un placer. Ya nos veremos por ahí, Ally-contesté bastante seco. Nunca me cayó demasiado bien, pero he de admitir que follaba bastante bien para no ser Lane. 
Salí de allí lo más rápido que pude y, en cuanto me puse los cascos y escuché Always de Blink 182, me acordé de Lane. Me pareció ver sus rubios cabellos ondeando con el viento justo en frente de mí. Me la imaginé mirándome a los ojos como sólo ella sabía hacer. Pensé que eran sus labios, y no el viento, los que me besaban suave y dulcemente los labios. Me dije que no la necesitaba y, sí, me engañé.

* As the flowers are all made sweeter
by the sunshine and the dew,
So this old world is made brighter
by the lives of folks like you.

-Bonnie Parker.


* Así como las flores son endulzadas
por el sol y el rocío,
Este viejo mundo es más brillante
por las vidas de gente como tu.

lunes, 27 de junio de 2011

40.

40.
"And I want you in my arms".


Pov: Lane Wood

Me senté con Charlotte y me puse del lado de la ventanilla. Ella se durmió en seguida, pero yo no podía. Me puse los cascos y sonaba Young Love de Mystery Jets. En otra ocasión quizás habría cantado y todo, pero no me sentía animada para hacerlo así que me dediqué a mirar por la ventanilla y deprimirme un poquito más.
Cuando quise darme cuenta, estábamos arrastrando nuestras maletas por el aeropuerto en dirección a Maxime, Joris y Gaël, que esperaban sonrientes. Cuando les vi ahí plantados decidí hacer un pacto conmigo misma. Decidí dejar atrás con Londres, a Dougie y al resto de ralladas y empezar de cero. Tocaba intentar ser feliz. Fingí una gran sonrisa y les saludé al tiempo que íbamos hacia el coche. 
-Bueno, chicos, ¿os hace noche de party hard?- propuso Gaël emocionado.
Pensé que me vendría bien una fiesta para olvidarlo todo y fui la primera en decir que sí, que por qué no. Jeremy me miró con cara de "¡Al fin!", y sonrió.
Unas horas más tarde estaba encajada en un vestido de lo más sensual, subida a unos buenos taconazos y preparada para ir de fiesta. Preparada para lo que viniese. Pero para llegar a lo que viniese necesitaba un brazo al que cogerme, que, sorprendentemente, fue el de Maxime. Le sonreí agradecida y salimos todos a las calles oscuras y mojadas de París. 
Entramos a un local grande llenísimo de gente sudada y drogada. Me acerqué a la barra y pedí un whisky con soda tras otro. Después de tres bien rápidos me uní a la panda de sudados. Dejé mi pelo ondear libre, echando de mi cabeza todas mis preocupaciones, dejé el humo de un pitillo escapar de mi boca mientras mi cuerpo se movía al ritmo de música, intentando así no  pensar en Dougie ni en Londres ni en nada que se le pareciese. Bebí un poco más, hasta la embriaguez y vi a un chico alto, atractivo y moreno acercarse a mí. Me rodeó la cintura con uno de sus brazos y se puso detrás de mí, bailando los dos al tiempo. Yo cogí su pelo con mis manos, apoyé mi cabeza en su hombro y cerré los ojos. Estaba un poco mareada y borracha, pero no me importó en lo más mínimo. La noche era joven aún.
-Ven conmigo- me susurró al oído.
Asentí y le cogí por la cintura para poder caminar sin caerme. Lo último que vi fue a Maxime observándome melancólicamente desde el centro de la pista. Salimos a la calle y me dejé guiar por él. Poco después estábamos los dos en una habitación. Me besó y me tumbó en la cama. Nos desnudamos y se subió encima de mí. Lo hicimos, dos desconocidos, ni siquiera sabía su nombre pero no era necesario. Me gustó. No hacía falta explicarse nada, simplemente sexo. Y más sexo, sexo toda la noche. Me tumbé sonriente a su lado y cerré los ojos. Me ofreció un cigarro. Nos miramos y me besó.
-¿Cómo te llamas?- dijo sonriendo.
-¿Acaso importa?
-No, pero es que no queda bien que tú sepas el mío y yo no el tuyo.
-Yo no sé el tuyo- dije mientras expulsaba el humo del cigarrillo.
-Antoine, ya lo sabes.
Sonreí sarcásticamente y contesté:
-Lane, ése es mi nombre.
Antoine sonrió, era muy guapo. Tenía el pelo castaño rojizo y los ojos de un color miel muy bonito. Era alto y estaba bastante bueno. Se tumbó a mi lado y me miró hasta que me quedé dormida y dejé de darme cuenta de si seguía mirándome o no. 
Esa noche soñé con Dougie. Me olvidé completamente de Antoine y de que estaba con él compartiendo cama. Me olvidé de todo y recordé sólo su voz, sus ojos, su pelo, su sonrisa. Sentí sus caricias, sus brazos rodeándome, sus labios besando cada rincón de mi cuerpo y sentí lo que sentía cuando me besaba. Sentí lo mucho que dolía quererle como le quería.

martes, 14 de junio de 2011

39.

Aclaración: Este capítulo agradecédselo a la pesada de María. Sabed que no tiene especial relevancia y que no es muy largo, a ver si os gusta.
Un beso a todaas :)


39.
"I just want to be the one to take you to heaven tonight".


POV: Dougie Poynter

Me acarició suavemente los labios, hiciendo que deseara un beso, y se marchó llorando por mi culpa. Me sentía culpable, me siento culpable. Habíamos terminado, probablemente para siempre, y todo por mi culpa. Pero no puedo lamentarme, lo hecho hecho está. Hice que se alejase de mí yo solito, no merezco su amor pero me alegra saber que lo tengo.
Susurré un te quiero y me fui de allí solo. No quería estar con nadie, me dirían que me había pasado con ella y tenían razón, pero no quería volver a escucharlo, ya lo sabía. Era de noche, estaba nublado y comenzó a llover. Yo caminaba lentamente arrastrando los pies y empapándome de esa lluvia veraniega. Y recordé una vez con ella, hacía unos dos meses más o menos, antes de la gira.

Íbamos de la mano por el centro de Londres, ella sonreía feliz y me miraba. Sus verdes y hermosos ojos brillaban al mirarme, al igual que los míos. Ese día hacía un mes y medio desde la vez que chocamos en la calle y me obsesioné con esa hermosa chica rubia a la que no conocía de nada. Ella había querido ir a dar un paseo en barca, por lo que cogimos mi coche y conduje hasta un pueblito en el que había un hermoso lago rodeado de verdes y amplios campos florecidos. 
En el lago no había nadie más que nosotros y la imagen del sol reflejado en el amplio lago era casi tan hermosa como Lane. Recorrí el hermoso paisaje con la vista mientras Lane correteaba y me gritaba que quería montar en barca. Yo sonreí y corrí hacia ella. Estaba tan hermosa allí, en medio de la pradera... Nos acercamos a la orilla del lago y había una pequeña barquita varada. Mire a nuestro alrededor para ver si pertenecía a alguien y, al no ver a nadie cerca, la empujé al agua con ayuda de Lane y nos subimos. Remamos entre besos y risas hasta prácticamente el centro del lago y paramos allí. Ella me miró como sabía hacer cuando me tenía ganas y, clavando su mirada pícara en mí, se abalanzó sobre mi cuello y me besó apasionadamente. Comenzó en la oreja y poco a poco bajó por la mejilla hasta llegar a los labios, que besó con delicada fiereza. Su lengua luchaba ansiosa con la mía. Despegamos los labios y sonreímos. Sentí su mano acariciándome y, entonces, mi camiseta estaba en el suelo de la barca y decidí hacer lo propio con la suya. Acaricié suavemente sus pechos y le quité el sujetador. Los besé, lamí y sentí mis labios poniéndole la piel de gallina por cada sitio de su cuerpo que tocaba. Me sentí plena y absolutamente feliz a su lado. Pensé que ese momento no acabaría nunca. 
Nos miramos a los ojos y supe que era el momento, la tumbé en el suelo de la barca y la hice mía para siempre. Sentí nuestros cuerpos pegados, calientes y sudorosos. Sentí sus gemidos susurrados en mi oído y sus manos cogiendo fuertemente mi pelo. 
-No me sueltes nunca.
Eso fue lo que dijo justo antes de que la lluvia comenzase a caer y yo me tumbase a su lado. Nos abrazamos y nos besamos una vez más. Entonces me miró y dijo:
-Quiero darme un baño.
Segundos después estaba en el agua, desnuda, bañándose en el lago que estaba siendo mojado por la lluvia. Nadaba deprisa para entrar en calor y, de cuando en cuando, me miraba y sonreía enamorada. Completamente enamorada. Sentía el amor puro de una niña en su mirada. Sentía la pasión fogosa en sus labios. Veía la perfección en todo su ser y me sentía orgulloso. Ni en mis mejores sueños habría pensado que tendría la suerte de ser amado por la misma belleza. Ni en mis mejores sueños imaginé que encontraría un lugar donde relajarme en los ojos de una persona. Ni en mis peores pesadillas soñé que unas lágrimas ajenas pudiesen marcar tanto mi corazón.
Se volvió a subir a la barca y remamos de nuevo hacia la orilla. Seguíamos desnudos, pero no nos importó, no había nadie. Nos tumbamos en la hierba verde y salvaje, como sus ojos, y simplemente nos miramos. No hizo falta decir nada. Sólo nos miramos durante horas hasta que anocheció y me sonrió mientras se vestía. En ese momento, todo mi amor se confirmó. En ese momento, supe que no podría ser feliz sin ella. En ese momento recordé estas palabras y sonreí:

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
En mi pupila tu pupila azul.

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.



Una copa más recorría mi garganta y la tristeza bañaba mis mejillas. No, no era feliz sin ella. No era nada sin Lane. No quedaba nada por lo que llorar, porque lo único que tenía se había marchado. 
-Te amo, Lane Wood.

38.

Helloous chicaas (o no xD)!!
Bueno, lo primero.. Gracias a todas las que habéis comentado y/o leído mi mierdafic desde los comienzos, allá por el mes de agosto del pasado 2010... Os quiero, en serio... Sois dos pero muuu grandeehh, eh?, muu grandeeehh!! xD
Y a las que no, que os den! xD Es coña, gracias también :)
Joodeer, casi un año desde que empecé... puuff, como pasa el tiempo cohonééh! Y yo un puto año para escribir 38 capitulos, hay que joderse.. xD 
Y... ahora que queda poco para el 30, os anuncio que ese día me voy a Berlín y después a Inglaterra, por lo que no creo que escriba hasta el veintipico de julio, va? ;) Venga, ya os dejo matarme y tal... xD
Que conste que yo os quiero, eh? Y bueno.. procuraré terminar el fic antes del año porque ya va siendo hora.. xD
Bueno, ya, paro. xD


38.
"Sweet dreams are made of this".


Poco a poco, el estado de ánimo de Lane mejoró un poco, comenzaba a asimilar que ya no le tenía, que no era suyo y que probablemente no lo volviese a ser nunca. 
Ally tenía nuevo novio y no estaba mucho con ellas, pero cuando estaban juntas aprovechaban cada segundo. A menudo salían a dar paseos, a pillarse un pedo, a fumetear o a hacer el gilipollas un rato, pero Lane sólo iba si Dougie no estaba. En ese sentido, procuraban evitarse mutuamente. Tom intentaba que quedasen todos pero la primera vez que lo intentó, engañando a los dos, ella vio a Dougie y se marchó cabreada y triste. Dougie, en cambio, ponía todo su empeño en ser borde con su ex, ya que pensaba que si no lo era terminaría volviendo y dejando atrás cosas que, en realidad, le molestaban y le parecían importantes.
Un día, Harry y Danny llamaron a Lane para invitarles a todos a su casa a ver unas pelis y comer palomitas. La chica accedió de mala gana y procuró maquillarse generosamente los ojos para intentar ocultar que no había dormido nada la noche anterior y, si había suerte, para intentar convencerse de que no necesitaba a Dougie para ser feliz. Pero eso sabía que no era verdad, lo sabían todos los que les habían visto al menos una vez en su vida juntos.
Cuando llegaron Danny abrió la puerta y recibió a Lane a empujones.
-¡Gilipollas!- gritó entre risas.
Él se le tiró encima y comenzó a hacerle cosquillas con cara de satisfacción y victoria.
-¿Qué has dicho?¿Eh?
-Que los sordos son tontos- contestó mientras se retorcía en el suelo y le sacaba la lengua.
-¡¿CÓMO?! ¡¿QUÉ?!
Finalmente se deshizo de Danny y pasó al salón donde estaban los demás colocados en posición de ver peli y esperando a que alguien pusiese una. Lane se sentó entre Tom y Charlotte. Estaban todos hablando, gritando y haciendo el estúpido hasta que se escuchó a alguien bajando las escaleras y se vio a Dougie asomándose. Lane palideció y enmudeció repentinamente. Se miraron a los ojos y secamente interrumpieron todo contacto por mínimo que fuera.
-Bueno, mejor que me vaya- dijo Lane, nerviosa e incómoda. Pero Tom la cogió de la pierna y le impidió marcharse.
-No, no hace falta. Podréis convivir los dos durante un rato- sentenció el rubio.
-No lo sé, pregúntale a ella si no tiene clientes que atender porque, si es así, corre, no vayas a llegar tarde- dijo Dougie escupiendo las palabras con rencor.
-No, gracias por preocuparte. Tú eras mi único cliente, so putero.
Dougie sonrió sarcásticamente mientras se sentaba y la miraba de arriba a abajo. Le costaba ser así de borde, pero le salía bien eso de ser un completo hijo de puta.
-No, se te olvida Maxime, ah, y medio París, ¡putón!
-Ah, tienes razón. No quería admitirlo delante de ti porque puede ser doloroso saber que en una noche con un desconocido sentí más placer que en cuarenta contigo.
Dougie la miró con odio y, cuando estaba a punto de decir algo, Danny entró con palomitas y coca-cola.
-Ponemos ya la peli, ¿no?- dijo sonriendo nerviosamente.
-Sí, si puede ser algo que no hiera mi sensibilidad, aunque después de ver a Lane nada me afecta.
Parecía que no podía parar y Lane decidió probar con el truco de ignorar para ver si así se callaba. Pero parecía no funcionar. 
Los chicos habían elegido Precious, de una chica maltratada (si no la habéis visto, hacedlo, es muy bonita ;)) y, en medio de la película, a Dougie se le ocurrió decir:
-Uy, mira, Lane, ¿no te recuerda a tu amado... James? ¡Já! Ese si que era un hombre majo y que te daba mucho placer, ¿verdad? Sí, ya me acuerdo como gritabas a lo fiera... James, ese sí que sabía lo que era el placer, ¿eh? Mmm... Te daba duro, sí. ¿Quieres que lo haga yo también a ver si así consigo darte placer?
Lane comenzó a llorar y se tapó los ojos con las manos y, cuando llegó a la puerta del salón se giró y gritó:
-Eres ridículo y lo sabes. Me quieres, llevas mi pulsera, sólo haces esto para aparentar fortaleza y, en el fondo, eres igual de débil que yo o incluso que James.
Y se encerró en el baño dejando a Dougie entre miradas de reproche, la más difícil de asimilar: la de Tom. Parecía decepcionado y dolido.
-Tienes suerte de que Jeremy no esté aquí porque si llega a estar, te pinta la cara a ostias y yo no se lo habría impedido-dijo mientras se levantaba e iba al baño con Danny y Harry a intentar consolarla.
Toc, toc, toc. No hubo respuesta.
-Lane, abre, somos nosotros-pidió Harry.
-No quiero.
-Rubia, abre si no quieres morir.
-¿Estás seguro de que los monos puedan matar personas?
Tom y Harry se rieron ante la ocurrencia de su amiga y Dan no contestó básicamente porque no sabía qué contestar.
-Venga, Lane, abre. Si abres luego tomamos un chocolate caliente, ¿eh, qué dices?- probó Tom cruzando los dedos.
Escucharon el pestillo correrse y la puerta se abrió. Lane estaba llorando y suplicándoles hablar lejos de allí. Los chicos accedieron y se la llevaron al Starbucks a tomar un chocolate caliente. Lane se sentó entre Harry y Danny y frente a Tom, que le cogía fuertemente la mano. 
-Ha hecho que tenga unas ganas tremendas de perderle de vista y hasta ayer lo que quería era verle.
-Ignórale. Lo que intenta es ser borde para así no perdonarte por lo que le has "hecho"-dijo Harry.
-Ya. Pero prefería cuando me ignoraba y hacía como si no existiera.
Se frotó los ojos y apoyó la cabeza en el hombro de Danny.
-¿Ahora quién quiere al mono, eh?
Levantó los ojos y sonriendo contestó:
-Yo.
-Dios, que mona eres, rubia. Porque estoy con tu mejor amiga que si no...
Lane se rió.
-Y..., ¿qué te hace pensar que yo accedería?
-Mi belleza inigualable de mono hermoso y cállate que sino no te dejo mi hombro, ¿eh?
Ella sonrió o al menos lo intentó y le besó cariñosamente la mejilla mientras seguía llorando y Harry la abrazaba por la cintura.
-Se ha pasado muchísimo, Lane, pero no le hagas caso. Te echa de menos.
-Ya, Tom, y yo a él. Pero no por eso le llamo puto y me esfuerzo por amargarle.
Tom puso cara de "tienes razón" y dio un sorbo a su chocolate caliente sin saber qué decir. Después de haberla calmado un poco, la acompañaron a casa y, así, en un abrir y cerrar de ojos, pasaron tres semanas y se encontraban todos allí para despedirles. A ella, a Jeremy, Audrey y Charlotte. Para sorpresa de Lane, Dougie estaba allí y fue el último del que se despidió.
-¿Qué haces aquí, Dougie?- preguntó ella escépticamente.
-Pedirte perdón.
-Ya, pues ahora no me sirve.
Doug miró el suelo abatido y levantó levemente el brazo, mientras decía:
-Llevo tu pulsera porque tenías razón. Te quiero, Lane.
-No, Doug, no... Ahora no, así no. No puedes hacerme esto-dijo entre lágrimas y añadió-: Estás siendo egoísta e injusto. Me tengo que ir, Dougie. Adiós.
Le acarició los labios con los dedos y se giró llorando. Llorando porque intuía que era el fin. Llorando porque le quería y le echaba de menos. Llorando porque ya no le tenía. Llorando por el dolor que le causaba saber que se había terminado.


* When I go away from you
The world beats dead
Like a slackened drum.
I call out for you against the jutted stars
And shout into the ridges of the wind.
Streets coming fast,
One after the other,
Wedge you away from me,
And the lamps of the city prick my eyes
So that I can no longer see your face.
Why should I leave you,
To wound myself upon the sharp edges of the night?



-The Taxi, Amy Lowell.


* Traducción:


Cuando me alejo de ti
El mundo palpita en silencio,
Cual relajado tambor
Grito por ti contra las distinguidas estrellas
Y grito en los caminos del viento.
Las calles apresuradas
Se aparecen una tras la otra
Y te alejan de mí

Las luces de la ciudad aguijonean mis ojos
De tal modo que ya no puedo ver los tuyos
¿Por qué debo dejarte
Y herirme a mí misma con los agudos ribetes de la noche?

domingo, 12 de junio de 2011

37.

37.
"Safety pins holding up the things that make you mine".

Los días que siguieron a la discusión y ruptura de Lane y Dougie, ésta se quedó encerrada en la habitación llorando. Sólo salía de la cama para ir al baño (dentro de la habitación) y para desayunar y merencenar. No tenía ni las ganas ni la fuerza para levantarse y hacer algo útil, al fin y al cabo, le quedaban tres semanas para no hacer nada y llorar como una descosida. 
Visto su estado, Sophie y Ally se acoplaron por allí e intentaron en numerosas ocasiones entrar en su cuarto y animarla, pero no funcionó. Su cara no cambiaba: los ojos rojos y ojerosos, el pelo recogido y la mirada perdida. Después de tres días en este estado zombie-depresivo, Jeremy entró a la habitación, la levantó de la cama y comenzó a desnudarla.
-¡Eh! ¿Qué haces?
-Ducharte. De todas formas, no hay nada que no haya visto antes, así que vamos.
La metió debajo del agua y ella empezó a contarle lo sucedido.
-Me llamó puta.
Jeremy la miró sorprendido y continuó con su labor, prefirió no decir nada sobre el tema.
-Quiero ver a los chicos.
-Vale, te llevo si comes algo antes.
Lane asintió y dejó que Jeremy le eligiera la ropa. Cuando salió, todas las miradas estaban fijas en ella, pero al parecer habían acordado no sacar el tema, por lo que estaban en silencio atosigándola con la mirada y la chica en cuanto terminó, se marchó con Jeremy a casa de los chicos. La dejó en la puerta y se despidió sonriente.

Ding, dong. Ding, dong.
Ding, dong.

Se escucharon pasos al otro lado de la puerta y tras ella apareció la amable sonrisa de Tom, acompañada de su adorable hoyuelo. No se esperaba verla así, no había adelgazado mucho, pero sus ojos rojos y sus ojeras denotaban problemas. Su cara cambió y la hizo pasar al salón, justo en el momento en que Dougie bajaba las escaleras para salir. Estaba más serio de lo normal y no se había duchado, sus ojos estaban llorosos y cuando la vio intentó mostrarse enfadado y borde.
-Adiós, Tom. Vuelvo luego.
-Te recuerdo que cortaste tú, estás siendo injusto.
Pero él ya se había ido.
-¿Qué ha pasado, Lane?
Lane se sentó en el sofá y sacó del bolso la carta de la universidad. Tom sonrió y la felicitó. No entendía qué tenía que ver con ellos y su relación.
-Se enfadó y dijo que cuando pensaba contárselo, que siempre la cagaba, que no quería explicaciones y sacó indirectamente lo de Maxime. Le dije que ya me había disculpado y me había sentido como una puta y dijo que entonces lo era y le mandé a la mierda. Después de dos horas, decidimos que a mi vuelta hablaríamos. Nos besamos y se fue. 
>> Ésto fue hace tres días y no he podido dejar de llorar desde entonces...
Tom le dio un abrazo de los suyos y la calmó un poco. La llevó a la cocina y le dio un chocolate caliente. Le contó que Dougie no había salido de su habitación y que dormía con un peluche de Lane. Esto la hizo recordar que se tenía que llevar sus cosas de allí. Cogió todo y sumó algunas de las camisetas que siempre usaba de Dougie y lo metió todo en una caja que dejó al lado de la puerta.
-Tom, ¿está Harry?
-No, no. Ha salido y yo me voy ahora.
-¿Puedo tocar la batería?
Un brillo de esperanza lucía en sus ojos.
-Claro, quédate cuanto quieras.
Le dio un beso en la mejilla y subió. Tocó hasta que se le cansaron los brazos y después fue a la habitación de Dougie. Observó la cama en la que habían pasado noches de sueño y noches en vela, la alfombra que había servido de armario en numerosas ocasiones. Observó cada detalle y sobre la mesilla dejó una pulsera. Sabía que se la pondría y que sabría que era suya. Estaba segura de ello. Sonrió levemente y salió de allí con la caja en la mano. Cuando llegó a casa no había nadie. Sophie y Danny y Harry y Charlotte habían salido juntos. Mientras tanto, en rincones solitarios del Hyde Park, Jeremy y Audrey estaban juntos, sentados sobre una manta. Desde el centro llegaban luces pálidas de la ciudad que iluminaban, entre los árboles, los apasionados besos de los dos jóvenes amantes. Cubrieron sus cuerpos con una manta y poco a poco sus almas fueron una, sus cuerpos se unieron al compás de una canción llamada amor. Su primera vez, la primera de muchas más.

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.

Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan. 
Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.

Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al reunirse en el cielo
forman una nube blanca.

Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas. 

-Nuestras Dos Almas, Gustavo Adolfo Becquer-. 

sábado, 11 de junio de 2011

36.

Hola gentecillas!! :)
¿¿Qué tal va la vida??
Sí, sé que hace un mes que no subo y, sí, puede que esté mareando la perdiz para ver si así no se enfadan... mm... las... 2 personas que me leen xDD
Pero... es que he estado con exámenes y tal y puf... todos globales y no he tenido mucho tiempo.. y bueno.. probablemente hasta la semana que viene no vuelva a subir nada... u.U xD Si puedo escribiré y lo guardaré.. pero... no os confiéis.. xD
Por cierto, he aprobado Física y, sí, tenía que decirlo xD


36.
"You got me burning like fire".


Cuando llegaron los cinco amigos, Mcfly "camuflados", es decir, Tom disfrazado de Superman, Harry, de lobezno, Danny, de Batman, y Dougie..., Dougie iba de Winnie the Pooh, pero eso es un caso aparte. Lane no pudo evitar descojonarse de lo lindo cuando les vio allí parados, sonrientes, esperando a que saliesen. Corrió en su dirección y fue aplastada por sus cuatro amigos, mientras unas lagrimillas de felicidad corrían por sus mejillas. Dougie sonrió, le secó esas pequeñas lágrimas y le plantó un beso de película. Y, bueno, a Sophie y Danny poco les faltó para hacerlo en medio del aeropuerto.
-Te echaba de menos, rubio inútil- dijo la rubia mientras le besaba y añadía-: Ehm, ¿se puede saber por qué cojones vais así vestidos?
-Vamos de incógnito, Lane, ¿es que no lo ves?- contestó Danny como si se tratase de algo que salta a la vista-. Puf, tía... es que hay que explicártelo todo... Como se nota que eres rubia.
-Bueno, Dan, por lo menos mi tontuna tiene explicación, pero tu idiotez supera los límites de lo normal, va más allá.
Todos rieron y Harry, para meter cizaña, añadió un: "¡Uuuh, lo que te ha dicho!", justo en el momento en que Lane echaba a correr y Danny intentaba atraparla.


Y, así, entre risas y lágrimas, a Lane, Sophie y Ally les quedaba un mes para elegir la universidad y empezar las clases. En octubre todo cambiaría. Nadie sabía si para mejor o para peor, pero cambiaría y es que lo bueno nunca dura para siempre.


Había pasado una semana desde que Lane había llegado de París y su casa seguía vacía, por lo que allí se quedaban Charlotte, Audrey, Jeremy, Dougie y ella. Ese día Lane y Dougie estaban solos. Lo habían hecho en toda la casa y, después de la cocina, tocaba la ducha. Lane se metió antes y puso un poco de música. Dougie estaba en la habitación preparándose y sonó el móvil de la chica. Se acercó a la mesa y, al coger el bolso, parte de su contenido cayó al suelo:
-Lane, te suena el...
En ese momento vio un papel, dejó el móvil a un lado y lo cogió. Empezó a leer:


Estimada Lane Wood:
Nos dirigimos a usted para comunicarle que su solicitud de beca de estudios en el extranjero de la Universidad de Londres ha sido aceptada.
Estamos muy orgullosos de poder tenerla entre nuestro alumnado y esperamos que disfrute de su primer trimestre de estudios en Francia
Si surge algún inconveniente con respecto al viaje estaremos agradecidos de que se dirija a nosotros cuanto antes.

Cada palabra parecía clavarse en el pecho como un puñal y las lágrimas no tardaron en salir. No escuchaba nada de lo que sucedía a su alrededor y no podía leer el resto de la carta. Llegaba al final del párrafo y volvía al principio, releyéndolo todo y esperando que de esta forma aquella carta, la solicitud, todo desapareciese con su pena.
Lane salió del baño y el agua de la ducha seguía corriendo.
-Doug, ven...
Le vio con la carta y no vio necesario continuar la frase. Se puso las braguitas, cerró el grifo y le miró a los ojos apenada y disgustada, esperando a que él levantase la mirada de la carta y dijese algo. Y, segundos después, eso hizo. Clavó sus ojos lacrimosos en ella y le lanzó una mirada de reproche, al tiempo que escupía las palabras:
-¿Cuándo?
Lane no le entendió.
-¿Cuándo pensabas contármelo? ¿Pensabas hacerlo, acaso?
-Claro que pensaba hacerlo. Pero, a ver...
-No, Lane, no quiero más explicaciones. No las necesito.
-Joder, Dougie, yo te quiero. No pensé que me fuesen a aceptar con mis notas de selectividad, pero lo hicieron. Y era o Francia o Alemania. Pensé en lo más cercano y quise hacerlo fuera porque creo que me puede abrir muchas puertas más adelante.
-¡¿Por qué?! ¡¿Por qué siempre que estamos bien, vas y la cagas, Lane?! ¡¿TIENES EXPLICACIONES PARA ESO?! 
La chica comenzó a llorar mientras la carta se arrugaba en las manos de su enfadado novio.
-Dougie... Es sólo un trimestre y... y luego...
-Luego te las apañarás para cagarla de nuevo, como haces siempre.
Lane comenzaba a enfadarse.
-¡Já! Gracias, Doug, ¿O DEBERÍA DECIR DON PERFECTO? Porque claro, como el señorito lo hace TODO bien, es INMEJORABLE... ¡¿Por qué si TÚ te vas de gira dos meses no pasa ABSOLUTAMENTE NADA y si YO me voy UN PUTO TRIMESTRE es el jodido fin del mundo?!
-Porque cuando yo me voy de gira no me pongo borracho y soy besado por una pelandrusca. Por eso, principalmente.
-Eso... eso no ha estado bien, Dougie. Fui a Alemania a pedirte perdón, te pedí perdón por teléfono y me sentí como una puta, cuando, en realidad, no fue mi culpa.
-A lo mejor si lo sentiste es porque lo eres, ¿no?
-¡¡¡QUE TE DEN, DOUGLAS LEE POYNTER, QUE TE DEN!!!
Dougie salió dando un portazo y fue al salón mientras Lane pegaba patadas a todo lo que veía y se tiraba al suelo a llorar de frustración. Dos horas después, abrió la puerta y, en silencio, se dirigió al salón.
-¿Qué vamos a hacer?- susurró desde el suelo, mientras el chico se secaba las lágrimas.
-No sé, a lo mejor es mejor que lo dejemos y hablemos cuando vuelvas. Sabes que te quiero pero... no puedo.
-¿Es lo que quieres?
-Sí, supongo...
-Entonces... ya hablaremos.
Se miraron a los ojos, los dos llorando y dudando y finalmente se besaron, fue un beso de despedida y los dos lo sabían. Era un adiós, o un hasta luego. Pero fue un beso mojado de lágrimas y sentimientos que fluían lentamente para terminar aplastados contra el suelo. 
El cambio había empezado.