2.
"I wanna fuck you, you already know".
Lane le devolvió el beso y él intentó quitare la camiseta. Ella, algo contrariada, se separó y le miró:
-¿Qué haces?
-Besarte...¿no puedo?- contestó mirándola y sonriendo.
Ella le siguió mirando con cara molesta y el volvió a besarla, esta vez más fuertemente. Justo en ese momento, Fred apareció en el salón, para que se separasen. Lane y James le miraron, ella aliviada y él bastante molesto: no quería pasar ese día sin follar, al fin y al cabo, para algo había ido allí.
-Bueno, creo que debería irme-dijo James levantándose y dirigiéndose a la puerta. Ella le acompañó y le besó suavemente los labios antes de cerrar la puerta, se apoyó en ella con la espalda y miró la hora: las cinco.
-¡SOPHIIIEEE!- gritó Lane desde la cocina. Su amiga apareció segundos después al lado de Lane.
-¿Qué pasa? ¿Se ha ido ya James?- preguntó mirándola.
-Sí, se ha ido. Pero necesito que me ayudes con la comida, he quedado en una hora con el tío de ayer y quiero comer algo antes de echarte- respondió abriendo la nevera y buscando algo para hacer. Sophie se le unió en la búsqueda y estuvieron un rato en la cocina. Llamaron a Fred y sentaron a la mesa. Fred miró su plato y luego a su hermana detenidas veces, al final dijo:
-¿Ensalada y huevo frito? Joder, hija, os lo habéis currado...
-Tú calla y come- dijo Sophie con mala hostia.
Ella y su amiga comieron rápido, dejaron los platos en la pila y fueron a la habitación de Lane.
Sophie ayudó a Lane a peinarse y maquillarse. Cuando terminaron Lane la miró y dijo:
-Guay, ahora... ¿qué me pongo?
Sophie se rió y fue al armario de su amiga. Tras revolverlo todo, sacó uns shorts vaqueros, una camiseta de manga corta negra escotada y unas converse negras también. Lanes se cambió y miró el reloj: las seis menos veinte, iba a llegar tarde. Otra vez.
Cogió el bolso, el iPod, las llaves, besó a Sophie en la mejilla y salió de la casa, mientras escuchaba "Welcome to my life" de Simple Plan.
Estaba llegando, eran las seis y cuarto, y, de lejos, le vio. Se apresuró un poco más y, cuando casi había llegado, tropezó y cayó de bruces al suelo. Dougie, que la había visto caer, se acercó riendo y le tendió la mano.
-Sé que se está bien en el suelo, pero ya que quedamos mejor movernos... No te preocupes, tendremos tiempo de buscar cartones para que no pases frío esta noche.
Lane le sacó la lengua y le cogió la mano, él se reía.
-Bueno, ¿adónde me llevas?- preguntó ella.
-De momento, a mi coche- respondió conduciéndola a un mini de color rojo. Le abrió la puerta del copiloto y se metió del lado del conductor. Arrancó el coche y ella le miró.
-¿Qué pasa?- dijo él mirándola también.
-Nada, no sé... Cuéntame de tu vida.
-Pues, me llamo Dougie Poynter- comenzó e hizo una pausa esperando un gritillo de sorpresa, que no llegó, así que añadió-: soy bajista y vivo en Londres. Tengo veintidós años y carnet de conducir. ¿Tú?
-Yo...Me llamo Lane Wood, tengo dieciocho años, estoy de vacaciones y vivo en Londres. Me gusta la música y tocar la batería- respondió ella mirando por la ventana e intentando adivinar adónde iban.
-¿Ah, sí? ¿Qué música te gusta?- preguntó mirándola de nuevo.
-De todo un poco... depende del momento, ¿a ti?
Él, tras meditar un poco y tratando de averiguar si le reconocía, respondió:
-McFLY me encanta,
Ella le miró intentando situar al grupo del que le hablaba en su memoria, un pco después recordó haberlos oído en la radio una vez.
-Ahh, sí... los escuché una vez, no están mal...
Él sonrió y decidió dejar de intentarlo. Aparcó el coche y se bajaron, ella miró a su alrededor. Entonces, vio una tienda de electrónica y demás delante de sus narices.
-Pensé...
-¿Qué?- la instó él, mirándola a los ojos.
-Nada, que era broma lo de que me ibas a comprar un móvil. No hace falta que lo hagas, en serio- dijo ella devolviéndole la mirada.
-Calla, anda. Que no imprta, ya estamos aquí.
Ella le sonrió y entraron en la tienda. Él se alejó un momento y fue al mostrador, mientras ella miraba los portátiles. Cuando volvió tenía un móvil en la mano, con su respectiva caja, y un papelito donde estaba apuntado su número de teléfono. Ella lo cojió, le sonrió, le abrazó y, tras encenderlo, guardó el número de Dougie en la lista de contactos.
-Gracias, un día de estos te llamaré. Ahora, ven- dijo ella tirando de él hacia afuera.
Abrió la puerta del coche, guardó la caja del móvil dentro y cerró. Después le cogió de la mano y fueron a dar una vuelta por Londres. Comieron un helado y fueron a un parque a sentarse. Estaba oscureciendo y las farolas comenzaban a iluminar la ciudad, allí no había casi nadie así que se sentaron, charlaron e hicieron el idiota, se miraron y él dijo sonriendo:
-Tienes helado.
-¿Dónde?- preguntó mirándole y pasándose la lengua por el labio.
-Espera...
Dougie se acercó un poco a ella y la besó suavemente. Después, la miró fijo a los ojos y, satisfecho, añadió:
-Ya está, perfecta.
Ella se ió y le golpeó suave el hombro, empujándole levemente. Se levantaron y fueron corriendo al coche, ella huyendo y él intentando atraparla. Subieron riendo y jadeando.
-Me lo he pasado bien... - dijo Dougie arrancando el coche y añadió-: ¿Quieres que te lleve a tu casa?
-Sí, por favor.
Cuando llegaron, él detuvo el coche y se miraron. Ella se acercó a él y le besó. Se giró para salir y le dijo, antes de abrir la puerta:
-Esta noche te llamo.
Salió y, cuando estaba cerrando, asomó la cabeza y añadió:
-Yo también lo he pasado bien.
Dougie arrancó y ella se quedó en el portal viendo al coche desaparecer. "Es un tío genial", pensó sonriendo.
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