Hola again, little bastards ;)
Estoy de vuelta después de todo este tiempo para continuar con esta mierda durante un ratito más.
So, hope you like it y, por favor, ya es una súplica más que otra cosa, ¡comentad! :) P.D: Hoy pongo canción porque es demasié, la amo y está relacionada con el capítulo de hoy, ¿ok? ;D
Besoooooossss43.
"And I'll get there soon to sing you a happy tune".
Y, así, amanecía un nuevo día en Londres. Ahora ya son las 12 y, en casa de los chicos, Dougie se había levantado hace cinco minutos. Abrió los ojos después de una noche sin sueños y se quedó tumbado mirando el techo. En este estado observó que el techo era de color blanco, o que lo fue en algún momento, y que tenía que pintarlo, al igual que el resto de la habitación. Recordó que Lane se lo había dicho un día, poco antes de la primera de las últimas discusiones, y habían dicho que la pintarían juntos. Pero jamás lo hicieron y él sintió que hoy era el día, tenía que hacerlo o su cabeza explotaría y de ella no saldría un cerebro, saldría la cabeza de Lane. Entonces, como mecánicamente, se levantó y bajó las escaleras y puso la radio mientras se sentaba a comer sus cereales mirando el suelo.
-Y, ahora, tengo el placer de introducirles una canción de Alex Turner, cantante de los conocidos Arctic Monkeys, como producto de su último trabajo en solitario: la banda sonora de la película inglesa Submarine, dirigida por Richard Ayoade. Se trata de un EP que consta de seis canciones, una de ellas es ésta: It's hard to get around the wind. Ahora, amigos y amigas, disfrutadla en esta dulce mañana de otoño, mientras recórdais a esa persona que tanto... amáis. Sin más dilación, Alex Turner, amigos.
La canción comenzó a sonar, primero tímidamente, y después, con más soltura, llegó a los corancitos de algunos de los oyentes matutinos que, sentados junto a la radio, recordaban ciertamente a esa persona. Uno de ellos era Dougie, que recordaba a Lane, cuyo ídolo era justamente él, el que ahora cantaba y que, como adrede, le hacía sufrir por haberla dejado escapar tan fácilmente. Tantas veces ella le había hablado de él, de lo mucho que amaba su música. Tantas veces le había puesto uno de sus cascos en la oreja y le había dicho, toda ilusionada y con ojos brillantes: "Mira, escucha esta", y él, en respuesta, había sonreído. Pero nunca ninguna de sus canciones le había llegado tanto como esta lo hacía ahora, nunca había sufrido tanto al escuchar su voz. Pero, al mismo tiempo, no podía dejar de escucharle, no podía apagar su voz hasta el final de la canción, no podía más que escuchar silencioso lo que tenía que decir.
It's like you're trying to get to heaven in a hurry
And the queue was shorter than you thought it would be
And the doorman says, "you need to get a wristband"
And the queue was shorter than you thought it would be
And the doorman says, "you need to get a wristband"
You've got to lift between the pitfalls
But you're looking like you're low on energy
Did you get out and walk to ensure you'd miss the quicksand
But you're looking like you're low on energy
Did you get out and walk to ensure you'd miss the quicksand
Looking for a new place to begin
Feeling like it's hard to understand
But as long as you still keep pepperin' the pill
You'll find a way to spit it out, again
And even when you know the way it's gonna blow
It's hard to get around the wind.
But as long as you still keep pepperin' the pill
You'll find a way to spit it out, again
And even when you know the way it's gonna blow
It's hard to get around the wind.
A partir de aquí, sintió unas lágrimas que no podía contener, que no quería contener y, sin saber cómo ni por qué, supo que ella también lloraba con una canción en ese momento. Tal vez no con la misma, pero lloraba. Y, estaba en lo cierto, lloraba desconsoladamente mientras Joris la abrazaba sabiendo que era un extraño. Pero eso él no lo sabía, tampoco le importaba, él sólo lloraba y le maldecía por haber cantado todo eso, por escribir esa canción y se maldecía por haberla escuchado de principio a fin mientras sus cereales se ablandaban en la leche. La canción terminaba y se escuchaba al locutor de nuevo:
-Preciosa, ¿verdad? Soy Zane Cuprick y estamos en directo, emitiendo para toda Inglaterra, cuando son las... 12 y cinco del medio día, desde la BBC Radio One. Alex Turner, el prodigio cantante y líder de los Arctic Monkeys, acaba de sonar con su canción It's hard to get around the wind. Y, bueno, debo confesar que hoy, mientras la lluvia moja las calles de Londres, el equipo y yo nos hemos puesto melancólicos. Así que, a partir de ahora y hasta la una de la tarde, cuando daremos paso a Greg James, compartiremos con vosotros y vosotras, amigos, la mejor y más grande colección que el tiempo nos permite de canciones tristes e imprescindibles en la música indie. Ahora os dejamos con un corto espacio publicitario, no os mováis porque volveremos con las pilas cargadas en tan sólo unos minutos. Yo soy Zane Cuprick y estás escuchando BBC Radio One.
En ese momento, aparecieron Harry y Danny en la cocina y apagaron la radio por el bien de su amigo.
-Eh, ¿qué hacéis? Me encanta este programa- dijo Dougie, demasiado tocado como para darse cuenta de que unas pequeñas lágrimitas terminaban de resbalar por sus mejillas.
-Ah, sí, ¿cómo se llama el locutor del programa?- preguntó Harry veloz. Silencio es todo lo que obtuvo como respuesta.
-A Lane le encantaba ese cantante, ¿sabéis?- contestó como si sirviese para explicar sus lágrimas.
Sus dos amigos se miraron apenados y después le miraron a él.
-Pero, Doug, ella... no está- dijo Danny intentando ser comprensivo-. Y nosotros estamos aquí para ayudarte a superarlo, porque creo que es hora.
Dougie les miró, primero a uno y después al otro, se levantó y, antes de abrir la puerta, dijo:
-Me voy a por pintura, hasta ahora.
Ellos le miraron marcharse por la puerta, sabiendo que tenía que estar solo, y comenzaron a desayunar.
Arriba, Sophie se duchaba y preparaba, ya que en menos de una hora Ally vendría a buscarla. Cuando terminó de prepararse, bajó las escaleras y se sentó en un taburete de la cocina mientras bebía un vaso de agua y esperaba a su amiga. Poco después, sonaba el timbre y Sophie veía a Ally en el umbral de la puerta. Se abrazaron y la invitó a entrar. Saludó y miró mal a Harry todavía con rencor y convencida en su fuero interno de que la había dejado por Lane. En ese momento entró Dougie con dos cubos enormes de pintura en las manos. Todos se giraron y le miraron mientras Ally, un poco malévolamente, decía:
-Hola, Dougie.
-¿Qué haces tú aquí, Allyson?- contestó él muy serio, dejando la pintura en el suelo.
-¿Qué manera es esa de tratar a las visitas, Doug?- dijo ella sonriendo sarcásticamente. Disfrutaba con esta escena.
-No me llames así, Allyson. Tú no eres bienvenida aquí y lo sabes- contestó mientras abría la puerta invitándola a salir.
-No me voy a marchar si Sophie no me lo pide, Doug.
-Sabiendo lo que has hecho, ¿cómo tienes el valor de seguir mirando a Sophie a la cara y decir que no te vas a ir de aquí?
Ally se acercó a él y le susurró al oído para que nadie la escuchase:
-Sabes que te gustó, Doug.
-¿Y de qué sirve eso si ahora me arrepiento y desearía olvidarlo todo? ¡Eh!, dímelo, listilla.
-Sirve para joderos la vida. Adiós, Sophie, ciao, Harry.
Y salió por la puerta con aires de superioridad, dejando a todos boquiabiertos y a Dougie de mala uva.
-Me voy de aquí- dijo cabreado, mientras subía las escaleras con la pintura en la mano deseando pintar ese día para siempre. El día en que lo hizo con ella, con Allyson.