sábado, 26 de febrero de 2011

30.

30.
"I just can't get enough".


Sí, era cierto, nadie lo podía negar. Había sido la mejor noche de todas las que podrían haber imaginado para un reencuentro. Pero todo lo que empieza, acaba, y ésta noche no iba a ser diferente. 
Lane durmió junto a Dougie en su habitación de hotel, apoyada en su pecho y con la mano de éste en su cabello.
Danny y Sophie pasaron la noche en la habitación de Jeremy, impidiendo dormir a Joris, Gäel y Maxime.
Jeremy y Audrey, en cambio, pasearon por las calles parisinas toda la noche y terminaron en un banco del "Champ de Mars"; ella tumbada en las piernas de Jeremy y él acariciando su vientre, durmiendo plácidamente.
Charlotte y Harry no lo pasaron tan bien aquella noche, pero ya se habían intercambiado teléfonos y habían hablado gran parte de la noche. 
A la mañana siguiente Lane se despertó casi al alba y, apoyada en un codo, miró a Dougie que dormía tumbado a su lado. Le besó suavemente y le miró abrir los ojos y sonreír pícaramente.
-Con que es eso lo que quieres, ¿eh?
Ella asintió sonriendo y le volvió a besar. Y, así, hicieron el amor al tiempo que los primeros rayos del sol se colaban por la ventana e iluminaban sus sonrisas, sus cuerpos desnudos, su amor. Después se ducharon y salieron a pasear al alba, antes de que se tuvieran que ir. Eran las seis menos cuarto de la mañana y estaban en la calle, cogidos de la mano. Desayunaron crêpes en la terraza de un bar y bebieron capuccinos con mucha nata. Pasaron juntos toda la mañana, hasta que Dougie se tuvo que volver a marchar. 
Lane lloró por las noches durante días, mientras Charlotte, Audrey y Sophie dormitaban y se comían el coco pensando qué hacer para calmar su triste corazoncito, pero por las tardes, cuando salían todos juntos, ella hacía como si no pasase nada, intentaba incluso ocultárselo a Jeremy. Pero sabía que eso era imposible, así que al segundo día, cuando se rindió, se lo contó. Él, triste por su sufrimiento, la abrazó fuertemente y se la llevó lejos de todos, la miró fijo a los ojos y le dijo sonriendo: 
-Éste es nuestro día.
Ella le devolvió la sonrisa, se secó las lágrimas y le abrazó por la cintura. Para cuando los demás se dieron cuenta de su ausencia ya e<<<<<<<<ra demasiado tarde, ellos ya estaban lejos de allí, corriendo por las calles de París. Sólo Jeremy podía hacer eso, hacerla sonreír tan fácilmente. Hacerle pensar que todo estaba bien, aunque en realidad su mundo se caía a cachos. Sólo podía hacerla sentir grande, alguien. Sólo Jeremy la hacía sentir importante. Era amistad. Una amistad de las que no se rompen ni se desgastan, de las que duran, de las que nunca mueren. Era amor. Un amor de hermanos, un amor de ésos que no quedan, de los que no se ven todos los días. Eran sonrisas. Unas sonrisas de esas que no se borran, de las que nadie sabe sacar. Eran miradas. Unas miradas de ésas que lo dicen todo, de las que significan mucho, de las que te llegan al corazón. Eran ellos. Eran Jeremy y Lane. Eran amigos. 
Vieron juntos a parejas besarse, a gente llorar, a otros reír y a muchos comer. Y rieron, y sacaron el móvil y pusieron caras imbéciles, y volvieron a reír, y se olvidaron del resto del mundo, y no pensaron en el tiempo, en las horas, en el día o en la noche, sólo pensaron en ellos, en que se querían. Hablaron, se abrazaron, cantaron, se miraron y se tiraron comida a la cara. Se refugiaron de la lluvia y recorrieron calles hermosas. Fue un día perfecto porque sólo estaban ellos, porque no había nadie más, porque no pensaron en sus penas, miedos o movidas. Fue un paseo de los que te deja exhausto pero que te hace reír. Fue un día especial con tu mejor amigo. Fue inolvidable. 
Eran como dos locos entre la multitud. 
Cuando miraron al cielo ya era de noche, pero no les importó, no les impidió seguir con su camino. 


"Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una y las dos y las tres y desnudos al amanecer nos encontró la luna."

sábado, 5 de febrero de 2011

29.

29.
"You're listening to the sound of my breaking heart".


Dougie's POV


No podía estar más feliz. Al fin, había llegado el momento del reencuentro. La vería de nuevo, sería genial.
Hacía mucho que no me sentía tan bien y los chicos se habían dado cuenta. Ya habíamos planeado sorprender a Lane, ya que lo más seguro era que no se hubiese enterado de que íbamos a París. Sólo quedaba llamar a Jeremy para rematar el plan. Sí, a Jeremy. A mi pesar, he de reconocer que era el único que podía ayudarme en ese momento, además, a Lane no le gustaría que odiase a su mejor amigo así que no tenía más opciones que ésa.
Estaba ansioso. Cogí el teléfono y llamé a Jeremy.
Un tono. Dos... vamos, cógelo. Tres...
-¿Hola?
-¿Jeremy? Soy Dougie, ya sabes, el novio de Lane.
-Oh, hola, tío. ¿Cómo vas?-noté el tono de sorpresa en su voz pero lo ignoré, estaba igual de sorprendido que él. 
-Bien, bien...Oye, ¿puedo pedirte un favor?
-Claro, lo que quieras. Escupe. (sí, sé que es "dispara" pero yo molo y pongo escupe, ¿VALE? xD)
-Mañana voy con los chicos a París, llegamos a primera hora y estoy seguro de que Lane no lo sabe, así que... ¿puedes ayudarme a que no se entere de nada hasta por la tarde, cuando hablaremos contigo para vernos?
-Claro, está hecho. Venga, hasta mañana.
-Gracias, tío. Te debo una.
Colgó y sonrió. Sí, ahora sí que estaba todo listo.
Nos vemos, Lane.


End Dougie's POV


Las chicas se levantaron a las cuatro de la tarde, aproximadamente, y no había nadie en casa así que pusieron la música a todo volumen y chillaron como posesas. [Aclaración(estúpida, por cierto xD): la llamada de Doug a Jeremy tiene lugar mientras las chicas duermen, vale? lo digo por si acaso no cuadraba algo en vuestros cerebritos pensantes :) xD]
A las ocho llegaron los chicos a casa y, entre todos, prepararon la cena -en otras palabras: desastre de los buenos, más comida en el suelo que en la sartén- y, cuando terminaron, se sentaron y vieron UP! , todas terminaron moqueando y los chicos mirándolas en plan: "Exageradas que sois", ellas les miraron mal y propusieron jugar a un juego de mesa: Trivial y su guerra de sexos. Clásico.
Lane, Sophie, Charlotte y Audrey contra Joris, Jeremy, Gaël y Maxime. Se notaba la competitividad -y las cervezas- antes de empezar si quiera el juego. Al final, habían abierto un licorcito y terminaron medio en pelotas haciendo el gilipollas por el salón con el karaoke a todo volumen. Sí, vergonzoso. 
Se acostaron a las cuatro de la mañana y, a las diez, una ambulancia que pasaba por ahí con las sirenas puestas les despertó. Lane, gracias a esto, se despertó con una mala leche impresionante, peor que la regla, y les faltaba poco para salir corriendo de allí, huir de ella. La mañana pasó bastante tranquila, a pesar del humor de Lane, y por la tarde las chicas se ducharon y se vistieron. Lane se puso una camiseta de Blondie, un short, unas medias negras y una chaqueta de cuero con corderito dentro; Sophie llevaba un pitillo ajustadísimo y una sudadera que le cogió a Danny; Charlotte tenía puesta una minifalda y una camiseta de manga larga ajustada y escotada; Audrey, en cambio, llevaba una sudadera largilla y unas medias. Y salieron todos, con la excusa de ir a dar una vuelta. Lo que nadie se esperaba era que en realidad iban a ver a cuatro chicos que conocían bastante. 
Dougie y Lane se abrazaron y se susurraron cositas al oído. Danny y Sophie se besaron y se dijeron lo mucho que se echaron de menos y Harry y Charlotte compartieron unas miradas un tanto... ¿viciosillas? 
Los chicos les comentaron que al día siguiente por la noche volverían a marcharse, esta vez a Alemania. Así que Lane y Sophie se quedarían con ellos en el hotel, después de conocer París lo máximo que unas horas les permitieron antes del concierto, que vieron todos entre bambalinas, y luego fueron todos juntos al hotel. 
Lane y Dougie eran como lapas y no se separaban en ningún momento. Para nada. Y Danny y Sophie en cuanto se vieron decidieron que no era necesario hablar nada, que se querían y querían estar juntos. 
Y, así, Lane y Dougie rememoraron noches inolvidables, Danny y Sophie se amaron una vez más, mientras Jeremy y Audrey recorrían París para, más tarde, ver juntos el despertar de la ciudad. 
La noche perfecta. Todo estaba bien y nada cambiaría eso.