"Baby we were born to run":
Se abrazó a Jeremy un momento pero sin llorar o cerrar los ojos, para su sorpresa pensamientos optimistas inundaban su mente "Es distancia, no fin". Los chicos miraban a Lane y ella se separó de Jeremy y subió las escaleras rumbo a la habitación de Doug. Tocó la puerta y entró sin esperar un "Pasa" o un "No quiero ver a nadie", estaba tumbado en la cama con la cabeza hundida en la almohada y las manos en la nuca. Sabía que la había escuchado pero finjía que no así que se acercó despacio, se tumbó en su espalda y le besó en la oreja mientras susurraba:
-Dougie, ven conmigo. Vamos a dar una vuelta quieras o no.
Dougie sonrió y se levantó mientras sorbía por la nariz y le cogía la mano a Lane. Bajaron las escaleras y salieron sin despedirse.
-Te quiero, Dougie.
Él la miró sorprendido y le dio un beso de los buenos. Ella le miró y siguió hablando:
-Y esto lo sé porque, cuando me he enterado de lo de la gira, en vez de pensar lo peor, pensé: "Que estemos lejos no quiere decir que se acabe lo nuestro". Y eso quiere decir que me importas mucho. Y me he dado cuenta de que contigo, cuando uno de los dos está mal, el otro tiene que estar bien y animarle y siempre va a ser así. Dougie, yo no quiero dejar que esto se acabe por unos meses. Si hace falta compro entradas para todos los conciertos de Inglaterra y os veo pero el fin lo tenemos que poner nosotros, no un concierto. Y quiero que sepas que te amo, más que a nadie o a nada. Más de lo que he podido querer a una persona antes. Eres mi rubio inútil y eso no va a cambiar en una gira, en dos o en mil.
Dougie se emocionó y la estrechó fuertemente entre sus brazos deseando que Fletch llamase justo en ese momento diciendo que la gira se cancelaba, deseando que jamás se tuvieran que despedir. Cerraron los ojos y se quedaron así, abrazados. Sin decir nada. Sólo silencio. Y, cuando se separaron de nuevo Dougie se dio cuenta de que estaban en el centro de Londres, era de noche y estaba todo iluminado.
Lane sonreía y él la miraba. "Cuánta belleza junta". Llegaron al London Eye y ella pagó. Subieron y se sentaron juntos y observaron la ciudad anochecer. Dougie le puso una mano en el hombro y la atrajo hacia sí, mientras ella apoyaba la cabeza en su hombro y sonreía.
-Lane, te quiero mucho más de lo que te puedas imaginar.
-Tengo miedo a estar sin ti.
-Yo siempre estaré contigo, hasta el final.
-No digas eso.
-¿Que no diga qué?
-Que siempre estarás conmigo.
-¿Por qué? A todas las chicas les gustaría oír eso y que encima fuese sincero.
-Pues, entonces eres un privilegiado.
La cabina se movía muuuuuy lentamente. Dougie la miró a los ojos y volvió a mirar a la ciudad iluminada.
-¿Sí?
-Sí. Estás con la excepción, la única a la que no le gusta oír eso.
-Estoy con la mejor de todas, lo sé. Pero, ¿por qué no te gusta?
-Don't say you're never gonna leave me. Es tuya. Además, si me dices otras cosas bonitas serán más sinceras si cortamos que esta frase. Si la dices y cortamos quedarás como un mentiroso y quiero recordarte como EL rubio inútil, no como EL rubio mentiroso.
-Vale. Lo tendré en cuenta-contestó él entre risas.
Se besaron y pusieron los pies en la tierra de nuevo. Caminaron de la mano y sonrientes por las calles nocturnas de Londres. Dougie la miró un momento y echó a correr con ella de la mano, ella sonrió y corrió a su lado dejando a su pelo jugar con el viento entre sonrisas y paridas. Saltó encima de su espalda y él le cogió las piernas mientras corría a través de calles y calles y se paró en la zona del Soho y los teatros, completamente iluminados, le cogió la mano, después de bajarla de su espalda, y la guió por las callejuelas vacías después de haber estado todo el día abarrotadas y activas hasta que llegaron a la puerta de un bar y entraron. No había mucha gente, pero tenía un buen ambiente y estaba decorado con mucho gusto. La guió por unas escaleras que daban a parar a una azotea preciosa e iluminada desde la que se veía toda la ciudad, la gente, los coches y el poco movimiento de un Londres oscuro y adormilado.
-¿A que es bonito?
Dougie sonreía y ella le miraba a los ojos, esos hermosos ojos azules profundos que le recordaban a un cielo azul sin nubes en un día de verano, a la playa vacía y calma, a todas las veces que los había visto observándola fijamente, y no pudo evitar sonreír.
-¿Qué pasa?-preguntó él mirándola fijamente-Lane, me das miedo.
Ella sonrió y le cogió la mano. Cosas sucias pasaban por su cerebro, ¿qué más da todo? Le guió por las escaleras y se coló en el baño de mujeres, cerró el pestillo y le empujó contra la puerta.
-Te quiero, aquí y ahora-dijo sonriendo mientras le besaba fuerte e intensamente y desabrochaba su pantalón.
Dougie sonrió y, suavemente, metió la mano por entre el elástico de las bragas y deslizó los dedos dentro de ella, haciéndola gemir suave y sensualmente en su oído, con las manos en su nuca y los dedos enredándose en sus rubios cabellos. Entonces, le cogió la mano y la quitó mientras abría un condón y se lo ponía. Enredó las piernas en su cintura y él la apoyó en el lavabo mientras entraba en ella con decisión y la hacía gemir de placer. Le besó el cuello y ella cogía fuertemente su pelo. I know you wanna, I know you wanna make love to me. Suspiros, gemidos, caricias, besos, placer, deseo, amor.
-Te amo-le susurró Dougie al oído.